La semana pasada leí un publicación de @alex dantart en la que hablaba del desconocimiento de muchos gestores bancarios sobre algo tan básico como lo que es un número de cuenta (que en mis tiempos jóvenes llamábamos Código de Cuenta Cliente) y su sustituto, el IBAN.
Aquí dejo una página de uno de los grandes bancos nacionales desinformando sobre lo que es el IBAN.
Bueno, pues me ha picado la curiosidad y he seguido con el tema.
Puede ser porque uno es muy pesado.
O puede ser que he trabajado más de diez años en servicios de tecnología de varios bancos europeos y todavía me acuerdo algo de lo que suponía validar un IBAN (tanto en Javascript como en Java).
Lo primero, la longitud del IBAN es variable, porque incluye el código ISO del país y dos dígitos de control, esa es la única parte totalmente común, las cuatro primeras posiciones.
Las restantes, hasta treinta más, son variables, tanto en contenido como en longitud, porque dependen del país y de cómo se estructuraban los códigos de cuentas internos antes de que existiera el IBAN.
En España, son cuatro posiciones para el banco, cuatro para la oficina, dos dígitos de control y tras diez posiciones, que normalmente se dividen en 3+7 o 7+3 para identificar el producto con tres posiciones y el número de contrato con las siete restantes.
Pero esto, varía por país, e incluso, los neobancos, lo hacen diferente en algunos casos.
Durante mis años en Banca (para los jóvenes junior que estáis empezando, que sepáis que suele ser muy frustrante) vi que el desconocimiento del propio producto vendido era la tónica habitual.
Siempre cuento aquella anécdota en la que un informático de 21 añitos le tuvo que enseñar a un director financiero que la fórmula que le había dado para la amortización de una hipoteca era la del sistema inglés y no el francés.
