Hace algo más de tres años, se veía un cartel como este a la puerta de muchos bares. 🍷
Los clientes son uno de los bienes más preciados de las empresa 💼 y posiblemente están sobrevalorados.
Porque a veces hay que despedir a los clientes. 🦵
Hace unos días estaba comiendo en un restaurante de uno de esos pueblos turísticos en los que sueles comer porque has ido a ver la zona y ya te quedas. 🌄
No necesita tratar bien a los clientes para que vuelvan, porque la mayoría no van a volver nunca más. 💥
Necesita tratar bien a los clientes por profesionalidad.
El menú no es muy extenso, tres primeros, tres segundos y tres postres.
Al llegar a los postres en la mesa de al lado le cambiaron a la camarera (en realidad, copropietaria) cinco o seis veces los postres que tenía que traer.
Al dejarlos en la mesa , nadie quería ninguno de los postres (y traía al menos uno de los tres).
Después de mucho mover los platos con los postres se los quedaron aunque no muy conformes. 😵💫
En cuanto la camarera se aleja, escucho: «Esta tía no se entera ni de lo que ha escrito»🤦
No pude evitar quedarme mirando 👁️ 👁️ la cara de desprecio con la que lo decía y se dio cuenta, lo sé.
Por las ganas, le habría contestado en su misma línea, pero cuando hay niños delante trato de contenerme y, esta vez, lo logré.
▶️ Clientes así sobran.
Yo he tenido varios así a lo largo de los años y en cuanto he podido, me he librado de ellos.
Y si ahora tienes un cliente, un compañero o incluso un jefe así, deberías librarte de ellos tu también. 💯